En La casa del sarcasmo, Rivera manufactura cuentos y relatos breves de carácter citadino, con cierto sabor sarcástico y tapatío, envueltos en una crítica social no desprovista de tonalidades melancólicas.
En contraportada:
No estaba seguro Pedro de saber que Vilma lo había atrapado en el juego. Un gélido escalofrío surcó su espina dorsal, sintió los dedos huecos de la soledad, el inframundo sentimiento pueril del vacío. Balbuceó algunos sonidos que finalmente tomaron sentido, recitó con estricto apego el Nudo número uno de Laing: Están jugando un juego. Están jugando a que no juegan un juego. Si les demuestro que veo que están jugando, quebraré las reglas y me castigarán. Debo jugarles el juego de no ver que veo el juego.
La casa del sarcasmo
Ramón Rivera
Harmaño ediciones
1a. edición, 2006, pp. 143
Guadalajara, Jalisco
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